Quien nació con fórceps, vivirá luchando contra obstáculos inmensos, cada realización le costará agobiantes gastos de energía, le parecerá imposible poder ayudarse a sí mismo, implorará ayuda sin cesar, ayuda que si la obtiene le provocará un intenso malestar.
El nacimiento por cesárea es decepcionante para el niño. No recibe la amorosa caricia final de la vagina, o llega a la vida por el intercambio de su deseo de nacer y el deseo de su madre de darle a luz, sino que se es extirpado como si fuera un tumor. Más tarde, por carecer de confianza, vivirá sin poder encontrar el afecto que busca. Se preparará para obtener agradables resultados, pero al final de sus esfuerzos sentirá que lo han despojado de sus derechos, sufriendo continuas decepciones. Necesitará volver al punto de partida, porque tiene la sensación que ahí quedó algo inacabado.
El feto que fue víctima de los problemas de una madre que lo quiso retener para siempre en su seno, y no pudo adoptar una buena posición para nacer (presentándose de nalgas o con los pies por delante), más tarde, adulto, vivirá desorientado, con la constante sensación de retroceder, ubicando sus metas en el pasado, hundiéndose más y más en la trampa familiar. Buscará con desesperación individuos de personalidad fuerte que le den el proyecto que le falta para llegar a realizar lo que desea.
El niño que nace prematuro, no estando listo aún para salir del útero, se siente expulsado. Los conflictos de sus padres han convertido su cuerpo en un campo de batalla. Su nacimiento revelará la relación nociva de sus familiares. La mujer, desde el comienzo, no ha querido ser preñada por el hombre, ha engendrado a disgusto, esperando un aborto natural; como no ha sucedido, se desprende del feto lo más rápido que puede. El niño crecerá triste, sumido en un estado de carencia emocional.
El niño que nace fuera de cuentas (puede ser a los diez meses) es causa de traumatismos físicos y emocionales. El líquido amniótico se va consumiendo. La sequedad y el calor del útero resecan la piel del niño. Por otra parte, las semanas suplementarias de gestación han aumentado el volumen de su cabeza, lo que dificulta el parto. Siente que choca contra un muro. El adulto así nacido se sentirá que constantemente amenazado, preso en relaciones que no tienen solución. Es posible que decida vivir de manera dura, no permitiéndose el placer. En sus relaciones sentimentales acusará a su pareja de no ayudarlo, de impedirle realizarse.
Muchas son las formas en las que un nacimiento difícil se presenta. Generalmente se acusa al niño de provocar estas dificultades: “Te enredaste el cordón umbilical alrededor del cuello, creciste demasiado, te diste la vuelta, no querías salir, decidiste nacer antes de tiempo” En realidad cuando la madre está alterada por sus problemas familiares, que desde su propio nacimiento la han traumatizado, es ella quien provoca la agitación o la pasividad del niño. Debería decir: “Yo te enredé el cordón alrededor del cuello, porque te quería eliminar; yo, porque temía convertirme en madre, te hice crecer demasiado para que no pudieras salir; yo te hice dar la vuelta para que fueras siempre mío y avanzaras hacia mí y no hacia el mundo; yo te retuve más de nueve meses por miedo a no saber criarte; yo te expulsé antes de tiempo porque no estaba segura de ser la madre que te convenía ni de haber elegido bien al hombre que me inseminó.
Todos los que han nacido de alguna de estas formas se les recomienda un masaje de nacimiento para que puedan tomar conciencia del significado de nacer bien.
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Imagen: Duri'an New born by chuenguan
Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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A Propósito Del Masaje De Nacimiento...
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