domingo, 22 de junio de 2014

Alejandro Jodorowsky: “La Tecnología Nos Está Desconectando Del Planeta”

Artículo de EL PERIÓDICO
SÁBADO, 21 DE JUNIO DEL 2014
Gerard Quintana (izquierda) y Alejandro Jodorowsky, durante la entrevista.
El polifacético pensador Alejandro Jodorowsky está a punto de agotar las entradas para la que se anuncia como una de sus últimas apariciones en público: una conferencia-taller para activar la consciencia dentro del Festival Jiwapop, que se celebra en Montcada i Reixac los días 27, 28 y 29 de junio. Le entrevista otro nombre relevante dentro del cartel de la cita y conocedor de la obra de Jodorowsky, el músico Gerard Quintana.
Gerard Quintana
-¿Qué va a plantear en su conferencia-taller del Festival Jiwapop?
Alejandro Jodorowsky
-Voy a plantear cómo podemos desarrollar nuestra conciencia. El arte te proporciona un cambio, pero no un cambio negativo. Te proporciona una abertura a cosas nuevas. Siempre hay algo nuevo que podemos absorber, hasta el fin de la vida.
G. Q. -Decía un neurólogo que la persona normal es la que sabe contar su relato. De dónde viene, a dónde quiere ir, dónde está...
A. J. -Escucha: vienes de ti mismo, estás en ti mismo, vas hacia ti mismo. Ahora, piensa: ¿Qué es «mi mismo»? ¿Este cuerpo que está aquí sentado? ¿Este español? ¿Este humano? La respuesta es «este cosmos»: Vengo del cosmos, soy el cosmos, voy hacia el cosmos. Eso es lo que somos. Y a medida que avanzamos el «tú mismo» va creciendo, como una esfera. Pero ese tú mismo no es un individuo. Es una colectividad. Tu cuerpo es una colectividad de células, tu cerebro es una colectividad de neuronas... Tú como individuo eres de una colectividad de personas, de tu ciudad, de tu nacionalidad. Somos colectivos, no hay células separadas. Un organismo mientras más conectado está, más viviente está. Mientras menos conectado está, más cerca está de su extinción. Lo que está pasando ahora es que nos estamos desconectando. Por eso digo, estar siendo o estar dejando de ser. Nos estamos desconectando del planeta.
G. Q. -¿Y nos conectamos a...?
A. J. -A la técnica. La técnica es peligrosa porque nos desconecta del planeta. Hace un mundo virtual. Pero si nos desconectamos del planeta, la raza humana se va a acabar. A menos que nos rescatemos, y vayamos a destruir otro planeta.
G. Q. -Me recuerda lo que ha dicho Stephen Hawking recientemente: que en pocos años hay que estar ya en Marte, en otro sitio.
A. J. -Pero eso es negativo. Hay que enseñar a la gente a desarrollar su conciencia y a cambiar. Los animales mutan, cuando hay conflicto o barrera, cambian. Nosotros somos animales también. Vamos a mutar.
G. Q. -Nuestro abuelo o nuestro bisabuelo, en toda su vida, recibían tanta información como la que podemos recibir hoy nosotros en un solo día. Y además mucha de esa información era cercana y la podían digerir de alguna forma con su propia experiencia. Eso y esa aceleración aparente del tiempo que vivimos, ¿también nos están mutando?
A. J. -Estamos avanzando, pero seguimos con creencias que vienen del pasado. Hay incrustadas cosas en nuestra sociedad que nos mantienen en el estado de gorilas que somos, de simios que impiden la creación de un nuevo cerebro. La religión, por ejemplo, el sistema económico, el sistema político. Son enormes barreras para el desarrollo de la humanidad.
G. Q. -¿Por qué tenemos necesidad de formar parte de un relato colectivo? ¿Por qué la identidad, la religión... son colectivos?
A. J. -Porque eran cosas que no entendieron, como tú dices. Nuestros bisabuelos tenían el cerebro más chiquito, entonces creaban supersticiones. Tenían que explicarse las cosas de un modo. Y éramos el centro del universo, todo giraba alrededor nuestro. Dios era un ser con barba [risas], que hablaba con nosotros... Bueno, inventamos nuestro mundo, nuestras creencias para poder subsistir y vivir porque no entendíamos nada, éramos como gorilas. Pero ahora que vamos entendiendo a mí se me hace raro que un señor por la calle diga: «Fue una señora que parió a un Dios y luego se fue al cielo. Ascendió». ¡¡¿¿Hacia dónde??!! «¡Sí, sí, lo creo!»
G. Q. -Sí, incluso hay seis millones de parados y el año pasado hubo 14.000 nuevos millonarios en el país y nos lo creemos cuando nos dicen que todo va a mejor y estamos saliendo de la crisis. Quizás porque es lo que estamos deseando escuchar.
A. J. -Claro, y luego nosotros nos creemos que el presidente hace y deshace. «¡Sí, sí, lo creo! ¡Obama es bueno! ¡Sí, sí, lo creo!».
G. Q. -¿Se puede crecer de manera sostenible?
A. J. -Sí, la conciencia no tiene límite. Hay que desarrollar nuestra conciencia abatiendo los límites, las supersticiones... Es decir, ¿cómo se puede saber que hay tantos dioses? Alá, Jehová, Yahvé, Jesucristo, Mahoma... Si hay un Dios no puede tener nombre. ¿Y cómo puede haber un profeta? Cada humano es un profeta. Dios es uno y cada ser humano su profeta. Eso sería el futuro nuestro.
G. Q. -Estamos esperando el renacimiento. ¿Está cerca?
A. J. -Sí, claro. O renacemos o morimos.
G. Q. -¿Qué es lo más poderoso que tenemos? ¿Qué herramienta?
A. J. -El presente.
G. Q. -¿Más que la imaginación?
A. J. -Sí. Y más que eso, lo más poderoso es la atención. Donde fijes la atención va a aparecer el milagro. Porque esto es un milagro total. Y no nos damos cuenta.
G. Q. -¿Y quién crea ese milagro?
A. J. -El universo es un ser vivo. ¿Quién le da la vida? Ese es el misterio. Si tú te pones a pensar en Dios, te metes en un problema porque Dios es una construcción mental humana. Si hay algo que mueva el universo, es impensable. Deberíamos llamarlo vida. Somos un fenómeno de la vida. ¿Qué quiere la vida? ¿Por qué la vida está creando conciencia? Esta conciencia que tenemos ¿por qué está creando algo donde nos reflejamos? El universo se está mirando a si mismo a través de nosotros. ¿Por qué? ¿Hay una voluntad en todo esto? Yo digo que sí.
G. Q. -¿Dios no es asunto nuestro?
A. J. -No. Nosotros somos asunto de Dios. Que se preocupe él, no nosotros.
G. Q. -Jiwapop es un festival de pensamiento pero también de música pop. Usted, que también es cineasta y autor de cómics, entre otras cosas, ha confesado que esa mezcla es lo que le ha motivado a participar.
A. J. -¡Sí! Primero diré que cuando trabajo, durante 30 años he escuchado un solo disco: el arpa céltica de Stivell. Porque necesito una melodía que me ponga en trance pero que yo no la oiga. Sin embargo, cuando escucho música necesito que me produzca también un cambio mental. He encontrado poca música que no sea para prolongar los sentidos y entretener. Se necesita descubrir música que genere un cambio en el espíritu.
G. Q. -La música solía estar siempre en los momentos de cambio y de transformación haciendo de vehículo. Últimamente ha quedado muy relegada a ser papel pintado en la pared, o un fondo musical que no molesta, ni incomoda, ni cuestiona nada, y puede estar ahí sin que incluso la escuchemos. Eso es perverso.
A. J. -La música te puede enseñar qué es el alma, qué es esta cosa que está en ti y que es inmaterial. Te puede enseñar lo qué es el silencio, qué hay más allá de las palabras...

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