J.S: Nos pasamos la vida buscando sensaciones. Sensaciones como los juegos, los deportes; excitación con mujeres y hombres... Incluso la guerra es una sensación. La pregunta que nos tendríamos que hacer es: ¿qué queda después de todo eso?
-¿Qué queda?
J.S: Nada, no queda nada. Puedes tener buenos recuerdos de las sensaciones que experimentaste con tu amante, o con 500 amantes, pero, aparte de los recuerdos, no te queda nada. Entonces ¿por qué buscamos esa sensación?
-Usted dirá.
J.S: Porque creemos que hay un vacío en nuestro interior, y nos resulta inaceptable que exista ese vacío. Y tenemos que llenarlo de alguna forma. Con la búsqueda de sensaciones y de objetos.
-¿Hay vacío?
J.S: No, no hay vacío. ¡La mayoría dedica buena parte de su vida a llenar un vacío que en realidad no existe! Compran compulsivamente, buscan sensaciones nuevas compulsivamente, cuando en realidad el vacío no existe.
-¿Pues qué hay?
J.S: Hay lo que somos, y lo que somos llena el vacío.
-Dice que no hay diferencia entre Dios y la esencia de quienes somos verdaderamente. ¿Es usted un poco Dios?
J.S: En la tradición judeocristiana no puedo decir que soy Dios. Pero si digo que soy Dios y que tú eres Dios, queda claro que Dios somos todos.
-Desde hace cinco años, organiza en Normandía un festival que se llama Otra Manera de Amar.
J.S: Hace tiempo que he observado que hay un gran error social con respecto al amor. Nos han enseñado que el amor te lo dan y te lo pueden quitar. Eso no es posible. Cuando oigo en la calle o en el supermercado que una madre riñe a su hijo porque no se ha portado como ella querría, y que implícitamente le amenaza con no quererle más, me pongo muy nervioso. ¿Cómo es posible que una madre que ha dado a luz a un niño pueda insinuar que no lo va a querer más? Seguramente eso va a acabar con malas notas en la escuela. Y ese amor mal entendido está en la base de muchos conflictos de nuestra sociedad, también de la violencia.
-Lo lleva usted muy lejos...
J.S: Es así. Se transmite ese error de generación en generación, pensando que es la verdad. Pero no lo es.
-¿Cuál es la verdad?
J.S: Que somos amor. No es asunto de tener amor o no tenerlo, de que me lo dé otra persona o me lo quite, sino de que el amor es lo que somos. El amor no te lo pueden quitar.
-¿Cuándo lo descubrió usted?
J.S: Hace relativamente poco. Durante muchos años he vivido sin saberlo, como la mayoría de la gente. Hasta que comprendí que no tengo que esperar el amor de otro, porque amor es lo que soy.
-Ha escrito un cuento sobre las carencias y las faltas. Este es un ejemplo de los varios que cita: “No hay mejor lugar que en el que uno se encuentra”.
J.S: Un proverbio chino dice que allá donde vayas te vas a encontrar a ti mismo. Si huyes para mejorar tu vida, es importante que sepas que adonde vayas te vas a encontrar con problemas semejantes a los que tienes en Barcelona.
-“La falta de medios es una excusa para la falta de creatividad”.
J.S: Me choca cuando los profesores dicen que les faltan medios, y que sin medios no pueden dar clases. ¿Qué necesitaba Sócrates? Quizá un poco de sombra, en Grecia. Pero nada más. La falta de medios es el pretexto para la ausencia de la creatividad. Creatividad en el sentido amplio: la mesa de un restaurante, con sus platos, es creatividad.
-Los profesores de repente se han encontrado con centenares de miles de alumnos nuevos.
J.S: Si eres conferenciante para 100 personas, estarás contento. Si das la conferencia para 200 personas, estarás más contento. ¿Por qué no pasa lo mismo en la escuela?
-Cambiemos de tema. Usted da las gracias a las faltas, a los errores.
J.S: Sin mis faltas no habría entendido nada. Las faltas son un regalo de la vida. Nosotros mismos nos creamos las pruebas a superar, porque con ellas vamos a crecer y a aprender lo que hemos venido a aprender.
-¿Creamos nuestros problemas?
J.S: De alguna manera, sí. Nadie más que nosotros crea nuestras experiencias. Para mí fue un descanso aceptar la idea de que nadie, ni siquiera Dios, habría podido impedir que lo que pasó se produjera. Y a partir de entonces me sentí aliviado de mi inmensa carga y pude adaptar a mi persona lo que decía el poeta Kazantzakis: “Sois vuestros pinceles y vuestros colores, pintad el paraíso y entrad en él”.
Extracto de una entrevista con Jacques Schecroun
∼✻∼
Imagen: Run away with me by Anette Lawrence
Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
No hay comentarios:
Publicar un comentario