Simplemente medita cada día antes de comer. Cierra los ojos y siente sencillamente lo que tu cuerpo necesita, ¡sea lo que sea! No has visto ninguna comida, no hay ninguna comida disponible; simplemente estás sintiendo tu propio ser, lo que tu cuerpo necesita, qué sensación tienes, qué es lo que anhelas.
A esta comida el Dr. Leonard Pearson la llama «comida hummm»; es la comida que parece decirte «hummm». A la otra comida la llama «comida reclamo»: cuando está disponible te interesas por ella; se trata de algo mental y no de tu necesidad. Si escuchas a la comida hummm puedes comer tanto como quieras y nunca sufrirás, porque te satisfará. El cuerpo desea simplemente lo que necesita. Resulta satisfactorio, y una vez alcanzada la satisfacción ya no se come más. El problema surge con las comidas reclamo: las ves, te interesas y te las comes. No pueden satisfacerte porque tu cuerpo no tiene necesidad de ellas. No te satisfacen y te sientes insatisfecho. Al sentirte insatisfecho comes más, pero por mucho que comas no te satisfarán porque, en primer lugar, no tenías necesidad de ellas.
El primer tipo de deseo tiene que cumplirse para que el segundo desaparezca. Lo que hace la gente es no escuchar nunca al primero, por lo que el segundo se convierte en un problema. Si prestas oídos a la comida hummm, la comida reclamo desaparecerá. Lo segundo es un problema sólo porque te has olvidado de que tienes que escuchar tu deseo interior, y a la gente se le ha enseñado a no escucharlo. Se le ha enseñado: «Come esto, no comas aquello», reglas fijas. El cuerpo no conoce reglas fijas.
Tardarás unos pocos días en llegar a sentir lo que te gusta. Come tanto como quieras de lo que te gusta. No te preocupes de lo que otros digan. Si te gusta el helado, come helado. Come para tu satisfacción, sigue el impulso de tu corazón y súbitamente verás que encuentras satisfacción. Y cuando te sientas satisfecho, el deseo de llenarte desaparecerá. Es el estado de insatisfacción lo que provoca que te llenes más y más y sin ningún propósito. Te sientes lleno y aún así insatisfecho, así es que surgen problemas.
Comienza por aprender algo que es natural, y lo recuperarás porque solamente lo hemos olvidado; está ahí, en el cuerpo. Cuando vayas a desayunar, cierra los ojos y mira a ver qué quieres, cuál es tu auténtico deseo. No pienses en lo que tienes a mano; simplemente piensa qué es lo que deseas y entonces ve, encuéntralo y cómelo. Come tanto como quieras. Y verás que ninguna comida te reclamará.
Imagen: Sarah Bindszus
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