sábado, 14 de febrero de 2015

La Obediencia Pasiva

La obediencia pasiva, el silencio, la inmovilidad, considerados todavía con demasiada frecuencia como signos demostrativos del orden, no engendran el orden verdadero sino que tienden a ahogar la espontaneidad, la iniciativa, el querer interior que se expresa mediante impulsos originales, a encoger al niño sobre sí mismo, a engendrar disimulo o apatía.

Texto: Rosa Agazzi
Ilustración: Silvano Braido


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