domingo, 22 de diciembre de 2013

Vivimos En Una Sociedad Sin Moral

Vivimos en un mundo materialista desprovisto de moral: es otra razón que me ha impulsado a explorar el Evangelio. Las leyes que nos rigen no son “morales”. La bondad no aparece en sus líneas. Las leyes están hechas para proteger al más fuerte: firmar un contrato, por ejemplo, implica ávidas batallas para evitar ser estafados. Todos los contratos se establecen sobre el robo: se trata de ver quién tendrá ventaja sobre el otro. El que impone su fuerza es respetado y honrado; admiramos su inteligencia y su éxito. Por el contrario, la víctima es despreciada porque se dejó engañar.

Navegamos así en un mundo materialista edificado sobre el robo, la competición, la explotación, el egoísmo... Todo está diseñado para impedir que la conciencia del hombre se desarrolle, porque la conciencia molesta, trastorna. El sistema escolar mantiene a los niños en un nivel lejano a la toma de conciencia: un nivel que impide al mundo cambiar. De modo manifiesto existe una conspiración tendiente a mantener el mundo tal cual es, sobre sus cimientos desprovistos de moral.

A los sesenta años, es decir en el ocaso de la vida, tiramos a los seres humanos al basurero social. Los hemos acostumbrados a esta idea. Al aceptarla, los individuos viven acompañados de la angustia de llegar a esa edad crítica. 

Así, nos encontramos en una sociedad criminal que destruye al ser. Es la conspiración contra el despertar

Alejandro Jodorowsky, en “Evangelios para sanar” (ed. Siruela)


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Montaje de Imagen: Manny Jaef 
@alejodorowsky en Twitter




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