(Me siento, lo más inmóvil posible, a pensar sin finalidad. Pongo mi mente en silencio, imaginando que es un cielo azul y dejo venir las ideas, como si fueran nubes que atraviesan mi espacio vacío y se van, tan efímeras como vinieron. Yo no identifico ni me apropio de ellas pero tengo un gran gusto de verlas pasar, tal como una bandada de aves que no tienen dueño.)
Lo que deseo ser es lo que creo que necesito ser. De negación en negación llegaré a la gran afirmación. Soy una conciencia inmaterial, inefable, impensable. No soy un cuerpo que tiene una conciencia, soy una conciencia que tiene un cuerpo. El coche de mi cuerpo no es sus tripulantes (centro mental, centro emocional, centro sexual, centro corporal) ni su quinta esencia: la voluntad.
No es su carrocería, ni su motor, ni sus ruedas, ni su patente ni su marca, sin gasolina no funciona, pero la gasolina no le pertenece, es una porción del océano infinito de energía cósmica. No soy un individuo, soy una totalidad. Yo soy los otros. Los otros son yo. Pero también soy un yo separado, individual, una gota-joya testigo de la eternidad. Ese yo no es el ego limitado de cada una de mis partes, es el Yo Esencial, que simplemente es la pura conciencia del Cosmos. El Cosmos no tiene una conciencia, es un Conciencia que tiene un cosmos, eterna e inmortal. sin comienzo ni final, felicidad perpetua. No soy mi nombre, no soy mi raza, no soy mi nacionalidad, no soy mi edad, no soy mi definición sexual, no soy mi oficio, no soy mi clase social, no soy mi pasado, no soy lo que me obligan a ser, no soy la imagen que tengo de mí, no soy lo que poseo, no soy mi cuerpo. Mi cuerpo no es bello ni feo. La belleza es una cualidad subjetiva. La Verdad es nuestro ser. La Verdad no tiene cualidades, es lo que es, es lo que fue, es lo que será. Tengo belleza cuando voy hacia la Verdad, lo que soy realmente. Tengo fealdad cuando me alejo de la Verdad, de mí mismo.
No soy lo que sé, no soy lo que creo ser, nada me define, nada me limita, nada es mío que no sea de todos. En ningún caso soy algo de alguien, ni alguien es algo mío. Lo que le sucede a los otros me sucede a mi. Nadie me busca porque en todo momento permito que me encuentren. No estoy unido a nada porque soy el todo. Soy cuando soy nada. Ceso de pensar.
Alejandro Jodorowsky
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