-Manchu, ¿tienes miedo?
-Si un poco maestro (reverencia), más que nada precaución de algún accidente.
-Vuélvete a la tormenta y desaparecerá el miedo.
-Si maestro.
El discípulo obediente y respetuoso de su maestro se sentó en una piedra a meditar, pronto logró emancipar de pensamiento todo deseo y egoísmo por medio de una empatía, la contemplación y un shamadí intenso; se sintió ser la piedra donde estaba sentado, y era uno con la piedra, sentía lo que sentía la piedra, la piedra y el eran uno mismo, luego dirigió su atención-luz-conciencia hacia el camino y fue el camino, así siguió con los árboles y fue los árboles, el bosque, la montaña y por fin se convirtió en la misma tormenta terrible que asolaba toda el área, y el miedo había desaparecido por que ya no existía individualismo en él, no existía ni tu ni yo, no había objeto temido ni observador, todo era uno mismo.
Abrió los ojos en meditación continua constante, sobrecogido por el regocijo de la naturalidad de la divinidad de Buddha Amitabha y miró con ojos serenos a su maestro el cual le dijo:
-Continuemos pues ascendiendo la montaña.
-Si maestro (ya no tengo miedo)
╰☆╮
“El mundo en el que vivo me lastima, pero me siento solidario con los hombres que viven en él. Mi papel no es el de transformar el mundo ni al hombre.
No tengo la virtud ni el talento para ello, pero estoy feliz de servir, desde mi sitio a los valores que hacen que merezca la pena vivir”.
Besos y abrazos,
Manny
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