viernes, 27 de marzo de 2015

Cuento Del Buda De Madera

El buda de madera en el templo en llamas

«Un monje medita en un templo. Se duerme. Al dormirse, derriba una pequeña vela que prende fuego a los revestimientos de madera que adornan el lugar.

Cuando el monje se despierta, el incendio arrecia.

Enteramente construido en piedra desde el suelo al techo, el templo resiste el incendio que no se apagará hasta la completa desaparición de todos los revestimientos de madera.

Antes de escapar de las llamas, el monje decide salvar un gran buda de madera. Aunque endeble, encuentra la fuerza milagrosa para levantar la estatua que pesa más de cien kilos.

Llega delante de la puerta y se da cuenta de que el buda de madera es dos veces más alto y más ancho que aquélla. Imposible pasar por allí. Las paredes son demasiado sólidas para ceder.

El monje no quiere que el buda, al que adora, sea pasto de las llamas.
¿Qué puede hacer para salir indemne con su tesoro?

¿Cómo va a sacar el monje al buda? Los japonenses se plantean preguntas bien extrañas. ¡Y pensar que algunos se han dedicado más de veinte años a asuntos parecidos! La respuesta no es una broma: el monje toma el buda sobre su espalda, abre la puerta y sale.

Muchos koans zen giran en torno a este tema y dan el mismo mensaje.

Ejemplo:
Imaginad que estáis totalmente atrapados en un bloque de piedra. ¿Cómo podréis salir de él? Pues se sale del bloque dando un paso hacia delante o a un lado.

Otro ejemplo:
Una oca pone un huevo en una botella. Más tarde, el huevo se rompe y sale de él una oca. ¿Cómo puede salir esta oca de la botella?, le pregunta el maestro a su discípulo.

El monje se retira a meditar. Veinte años más tarde, solicita una entrevista con el maestro y le anuncia que ha resuelto el koan.

-¿Cómo lo has resulto? -pregunta el maestro.

-La oca ha salido -responde el discípulo.

Alejandro Jodorowsky
Cuento del libro El Dedo y La Luna
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Mensaje:
La historia del templo de piedra con sus revestimientos de madera y su buda inflamable es una historia mental. Todo ha sido inventado por nuestro cerebro. Hemos reunido un cierto número de datos en forma de problema que hay que resolver, pero no hay que perder de vista que todos esos datos son mentales, pura invención... La puerta demasiado estrecha de este koan no tiene más realidad que la dificultad que nosotros creamos. Una y otra cosa son creaciones del espíritu. Son falsas.

Somos nosotros quienes ponemos este límite de la puerta pequeña. Nos corresponde, pues, a nosotros (en la medida en que esta puerta tiene la misma naturaleza que el buda y que todo el resto de la historia) resolver el problema por nosotros mismos y al instante.

Vivimos en problemas difíciles y a veces incluso terriblemente dolorosos que no son sino fruto de nuestra imaginación: puras creaciones de nuestra mente.

Primero, el buda de madera no existe. Ello no es óbice para que nosotros lo llevemos a cuestas. ¿Por qué cargamos con un peso semejante?

Segundo, nos dormimos. ¿Por qué nos dormimos?

Tercero, el incendio no existe. Sin embargo, nosotros lo convertimos en real y él termina por abrazarnos. ¿Por qué nos quemamos? Nos creamos nosotros mismos el incendio que nos destruye. ¿Por qué queremos meternos en ese drama?

Cuarto, la puerta estrecha no existe. Estamos aprisionados por su culpa mientras que podríamos franquearla enseguida».

Imagen: Mara | Hoa Pham 
Artículo tomado del blog de Lina Muses 

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