jueves, 12 de diciembre de 2013

PENSAMIENTO EN LIBERTAD II

(Me siento, lo más inmóvil posible, a pensar sin finalidad. Pongo mi mente en silencio, imaginando que es un cielo azul y dejo venir las ideas, como si fueran nubes que atraviesan mi espacio vacío y se van, tan efímeras como vinieron. Yo no identifico ni me apropio de ellas pero tengo un gran gusto de verlas pasar, tal como una bandada de aves que no tienen dueño.)
¿Cuál es el sentido de la vida, cuál es la finalidad del universo, para qué sirve este hervidero de tiempo y de espacio, de muerte y de vida? ¿La finalidad de la materia es nacer y morir, eternamente? ¿Por qué? Ese impensable que llamamos Dios no ha creado al mundo material, lo ha soñado: es una pesadilla Para despertar, atrapado en su sueño, Dios crea la Conciencia. La Conciencia es el regreso de Dios a sí mismo: único placer posible en este ensueño de puro sufrimiento. Dios se pasea en la cárcel de la materia transformado en amor. El amor, cualquiera que sea, es el amor de Dios, es el heraldo del paraíso inmaterial, felicidad infinita y eterna La pesadilla, la materia, se convierte en sueño lúcido, en belleza, gracias a este amor. La Conciencia tiene por finalidad la unión de todas las conciencias. Esta unidad transformará la materia en espíritu, la hará regresar a su origen, es decir a quien la sueña. Nosotros los humanos creamos nuestro mundo, y el mundo nos aprisiona. Morir es disolverse en Dios. El cuerpo es una ilusión. Materia: permanente impermanecia. Espíritu: eterna permanencia. ¿Cómo lo impensable se va a pensar a sí mismo? Necesita que lo pensemos para ser. Acceder de más en más a la conciencia, es acceder a Dios. Dios, Dios, Dios, Dios, estoy como una mosca atrapado en la telaraña de esta palabra. Imposible pensar en lo impensable. Dejo que se vayan las nubes. No más palabras. Silencio dispuesto a recibir la Verdad, tal como la luna llena recibe la luz.
Alejandro Jodorowsky
Imagen: Moebius


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