Dice Sánchez Dragó en una entrevista: “Pensaba que, si mi padre no hubiera muerto, yo hubiera sido un Hemingway a los dieciocho años, habría tenido el mundo a mis pies”.
Entonces Alejandro Jodorowsky me preguntó: “Tú cómo te prefieres: ¿como eres ahora o el que hubieras sido?”. Me quedé pensando, y contesté: “Pues el que soy”.
Y Alejandro me dijo: “Como ves, tu padre se inmola para que tú hayas podido ser quien eres. Si tu padre hubiera vivido habría cambiado tu vida”. Y me di cuenta que le debo todo a mi padre, todo lo que soy, y eso se agudiza cuando me entero, dos días después, cuando una prima mía me trae la cartilla militar de mi padre, que murió el mismo día de su cumpleaños. Me quedé muy sorprendido, y al contárselo a Alejandro me dijo que las personas que mueren el mismo día que han nacido es que no han nacido para ser ellas mismas, sino para cumplir una función para otros.
Ahora viene la parte más sorprendente, la sincronicidad. Estaba escribiendo la novela de “Muertes Paralelas” que nunca acababa porque no me atrevía a matar a mi padre (murió fusilado en los inicios de la Guerra Civil). Todas las noches le decía a Naoko: mañana mato a mi padre, de mañana no pasa. Y Alejandro me decía: “Es que no quieres matarle, tu subsconciente se rebela y te obliga a no terminar la novela”.
Cuando ya por fin mato a mi padre, sin saber qué día era, miro el periódico y era el día de su cumpleaños: el mismo día que le habían matado.
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Texto tomado de: Plano Sin Fin (http://www.plano-creativo.com/)
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