miércoles, 15 de enero de 2014

Los Complementos Se Unen Por Obra De Una Impensable Entidad

Es diferente la acción de un individuo solitario a la de una pareja, a la de una familia y por último a la de un grupo social. Una nota sola no es música, dos notas crean la armonía, una nueva dimensión auditiva, tres forman un acorde, cuatro o más crean obras. Aunque a la mente racional le cuesta aceptar que nada es accidental en la naturaleza, que todo lo que sucede en el universo es causado por una ley preestablecida, que ciertos acontecimientos están escritos en el futuro y que el efecto precede a la causa, la aparición de mi colaboradora me parece obra de un destino establecido por una impensable entidad.
El iniciado necesita su complementario femenino, y viceversa, para que ambos lleguen a una lectura guiada por la Consciencia cósmica.
En su novela “la montaña análoga”, René Daumal escribe: A partir del momento en que somos dos todo cambia. No es que la dificultad de la tarea se reduzca a la mitad. No, ¡de ser imposible se convierte en posible!.
Podemos aplicar esto al Tarot, sin lugar a dudas él nos indica la importancia de la pareja: una Papisa acompaña a El Papa. La Emperatriz se acopla con un Emperador. La Luna con El Sol. Y en las figuras, las Reinas con los Reyes. Además de estas parejas, se pueden observar dúos, que se pueden juntar por ciertos detalles quede ninguna manera los encadenan, ya que en el fondo cualquier arcano se puede aparear con otro, de acuerdo a las proyecciones del lector.
En cuanto a las parejas, es importante darse cuenta de que el Tarot, que probablemente ya existía en el año mil, afirma la importancia de la mujer en un mundo patriarcal. Muestra claramente que es anormal que un infalible sacerdote, el Papa, pueda ser el guía y representante de Dios sin tener a su lado una mujer de igual nivel espiritual, la Papisa. Que un Emperador sin una Emperatriz no puede gobernar bien sus dominios. Que la actividad solar sin la receptividad lunar no es concebible. El día y la noche se complementan... En estas tres parejas, que con toda evidencia representan las diferentes facetas de los símbolos Padre y Madre, el Tarot presenta primero a la mujer, seguida por el hombre. De tal manera que el lector, usándolo como espejo, ve a su izquierda a las madres y a la derecha a los padres. La Papisa (II) y El Papa (V); La Emperatriz (III) y El Emperador (IIII); La Luna (XVIII) y El Sol (XVIIII).

Alejandro Jodorowsky, en “La vía del Tarot”
Imagen: Manny Jaef



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