martes, 10 de diciembre de 2013

Mágica, Sagrada, Alquímica, La Poesía De Alejandro Jodorowsky (Octava Parte Y Final)

¿Cuál sería, para Jodorowsky, esa música interna que de verdad mueve y conmueve al ser humano? ¿cuál ese latido primero y esa armonía de las esferas mencionada por Darío? El amor. Hay muchos tipos de poder, muchas reescrituras sobre el mismo, pero el que de verdad humaniza a las personas y las unifica consigo mismas y con el universo circundante es ese amor capaz de restablecer la armonía primera. Jodorowsky titula uno de sus poemarios Solo de amor (2006), pues considera que la poesía es “esa flor de la conciencia cuyo aroma es el Amor” (Plano Creativo, 27 agosto 2011). De hecho, considera que la poesía, que es solo amor, transgrede las prohibiciones y se atreve a mirar de frente a lo invisible. El amor es uno de los tópicos literarios y artísticos por antonomasia, que el surrealismo tomó como uno de sus leitmotiv en pleno siglo XX: 
Breton, que escribió L’amour fou, y en Poisson soluble, confesaba: “reduciremos el arte a su más simple expresión, que es el amor” (Cirlot, Introducción al surrealismo 382). La cuestión se torna más interesante al considerar las palabras del alquimista Canseliet, según el cual “todo el arte alquímico está basado en el amor” (Hutin, Historie de l’alchimie 261). De hecho, el tercer paso del mencionado proceso alquímico comprende precisamente el coito o “coniunctio” para simbolizar la unión de metales complementarios (que Breton dio en llamar “el principio de no contradicción”). Belleza y amor como origen y meta de la alquimia y la poesía de Jodorowsky; ya Ortega y Gasset expone que en el Renacimiento “Lorenzo el Magnífico decía que l´amore è un appetito di belleza” (Estudios sobre el amor 14). Pero ¿cuál ha de ser su poder? Si el Rey Midas podía convertir en oro lo que tocaba (y no resulta casual el simbolismo alquímico del Rey capaz de transformar la materia en oro), entonces el poeta alquímico podrá convertir en algo bello y poético todo cuanto toque. La poesofía se erige como vía artística para la transformación del individuo y la sociedad contemporánea, a través de la escritura y de acciones concretas que renueven el mundo. Porque Jodorowsky rechaza que el cambio verdadero se geste únicamente mediante la revolución política; se opone a que el arte se venda a determinadas ideologías que pugnan por erigirse en verdades absolutas y, por este motivo, critica a aquellos artistas y escritores que han puesto sus creaciones al servicio de la política: 
Neruda, De Rokha, Breton o Vargas Llosa... En una entrevista concedida a Faride Zerán, este comentaba que en esos casos “el artista narcisista entra en un sistema de pensamientos, trata de expresar una idea, es decir, se hace político y, lo peor, se pone al servicio de ideas que son llaves, pero su ser no está ahí, su ser está como un voyeur, como un mirón. Yo no quiero eso para el arte” (citado por Faride Zerán en Desacatos al Desencanto 310). El autor se opone a la institucionalización de un arte cada vez más alejado de la realidad, de la experiencia y la vida. Hace tiempo que “los poetas bajaron del Olimpo” —como dijo Nicanor Parra (Obra gruesa 154)— y no tiene sentido encumbrarse y aislarse de nuevo en lo alto de la atalaya. Por ello Jodorowsky plantea que la verdadera transformación debe acontecer a través de la llamada re-evolución poética. Re­evolución porque supone un regreso al origen, ese viaje a la semilla que evoca Carpentier, viaje a la esencia más profunda del ser humano, que es el amor y la belleza. Solo desde ahí será posible gestar ese cambio radical en la mentalidad y el pensamiento de la sociedad para que la poesía despliegue sus alas y transforme el mundo. No es una involución sino una “re­evolución” que traza caminos hacia el futuro. Algo que ya apuntaba Huidobro en una carta escrita a Juan Larrea en 1947: 

Seguramente vendrá otra clase de poesía [...] Nosotros somos los 
últimos representantes irresignados de un sublime cadáver [...] El 
nuevo ser nacerá, aparecerá la nueva poesía, soplará en un gran 
huracán [...] El mundo abrirá los ojos y los hombres nacerán por 
segunda vez o por tercera o cuarta (Obra poética 1668-1669).

La poesía en acción, la palabra encendida por la pasión de la propia experiencia vital tiene la capacidad de sacudir las entrañas del mundo y transformarlo por completo, a semejanza de una mari­posa que extiende sus alas hacia el infinito. Así lo cree Alejandro Jodorowsky, y así lo crea y recrea a través de su incesante obra poética que ha dado en llamar Poesía sin fin (2010). Porque la poesía, como la belleza y el amor, es una realidad en constante renovación que requiere ser buscada y expresada cada vez como la primera. Ése es su poder... y su verdad más profunda.

María Teresa Sánchez Carmona. “El poder de la palabra: poesía y alquimia en Alejandro Jodorowsky”.

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Del centro de la quimera te materializas, demostrándome un cariño de sagrada perra, entera en cada beso, cáliz para mis latidos.
— Alejandro Jodorowsky 
Dentro de mí, ocupando cada átomo, diosa tantos siglos esperada, conviertes en línea recta los laberintos seminales.
— Alejandro Jodorowsky 
La médula de tu alma fertiliza mi carne como un río en crecida.
— Alejandro Jodorowsky
Tu mirada surgida de la nada, en lo que no soy hunde su dardo. Nuestra piel convertida en evangelio fabrica en el tiempo un nido eterno.
— Alejandro Jodorowsky


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Montaje de Imagen: Manny Jaef 
@alejodorowsky en Twitter

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