“Ordinariamente, sin embargo, las materias que componen la atmósfera de un hombre son constantemente consumidas y reemplazadas por el trabajo interior del hombre.
La atmósfera del hombre no necesariamente tiene la forma de una esfera. Cambia constantemente su forma. En momentos de tensión, amenaza o peligro, se estira en la dirección de la tensión. Entonces el lado opuesto se vuelve más delgado.
La atmósfera del hombre ocupa cierto espacio. Dentro de los límites de este espacio es atraída por el organismo, pero más allá de cierto límite, partículas de la atmósfera son arrancadas y jamás regresan. Esto puede suceder si la atmósfera es fuertemente estirada en una dirección dada.
Lo mismo sucede cuando un hombre se mueve. Partículas de su atmósfera son arrancadas, son dejadas atrás y producen una “huella” por la que un hombre puede ser rastreado. Estas partículas pueden mezclarse rápidamente con el aire y disolverse, pero pueden también permanecer en un lugar durante un tiempo bastante largo. En las ropas de un hombre, en la ropa interior y en otras cosas que le pertenecen, también se fijan partículas de la atmósfera, de manera que una especie de senda permanece entre ellas y el hombre”.
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G. I. Gurdjieff
Arte por Mariana Palova
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