miércoles, 8 de enero de 2014

La Papisa II

Regresiva: es blanca porque se desangra. Todas sus energías se concentran en tratar de mantener el lazo con un personaje crístico (hijo, amante, o el hombrecillo que ella hubiera tenido que ser) sin el cual no logra vivir. En esta configuración podemos imaginar que las manchas rojas al pie del Mago son la sangre escapada del flujo vital de la Papisa. Madre posesiva, amante abandonada, mujer quien ya renunció a su feminidad... Se encierra en su frialdad de la cual no nace nada. El huevo a su lado es un huevo duro.

Estancada: es un personaje: bien ubicada en su cómodo sillón, bien protegida por sus conocimientos y las múltiples capas de su ropa, bien encantada con el penaco que lleva en el pecho, bien poderosa con su libro color carne. Es capaz de enseñar o manejar conocimientos en forma muy conveniente. Puede empollar muchos huevos uno tras de otro, pero nunca se moverá de su gallinero sagrado. Es una incubadora perpetua, se corta de su creatividad y de su sexualidad, protegiéndose y pretendiendo que esto es la perfección femenina. ¡Mentirosa!.

Fluida: Sabiduría vulnerable y digna, acepta el frío del invierno y se hace tierra para que germinen todas las semillas. En los diez y siete renglones de su libro se prepara la desnudez total de la Estrella. Ya es Estrella debajo de su vestido, pero respeta la energía del tiempo. Se dedica a calentar con amor un huevo único, sabiendo que todo llega en su momento, sabiendo también cuanto frágil es la vida que se prepara. Lleva un pene inmenso en el pecho, a la vista de todos, para manifestar su adoración a lo masculino, al falo digno y tenso que se acerca a ella con amor y integridad. Es una gran amante, siempre que se tomen el tiempo para desvestirla.

Marianne Costa en facebook



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