domingo, 19 de enero de 2014

El Tercer Oído. Alejandro Jodorowsky

Estoy en mi dormitorio. Apoyándome en el aire con las palmas de las manos, alzo el vuelo. Entonces, decido sentir toda la potencia de mi voz. Dejando que el canto brote de mí, emito con una fuerza casi sin límites unos sonidos que van mucho más allá de la ópera. No he de esforzarme en emitir la voz, la invoco y viene. Solamente debo dejar que me salga por la boca para descubrirla, viva y mágica... Profundamente emocionado, siento que me abro a una dimensión de mí desconocida hasta ahora. Con plena lucidez, abro los ojos y despierto. Siento mi corazón latir con fuerza. Sin moverme, rememoro todos los detalles del sueño. De pronto, llega a mis oídos un canto que no es cercano ni lejano. No es emitido por una voz humana, pero no por ello deja de tener sonoridad humana, es como si todo un barrio de la ciudad cantara. Me parece que el canto llega desde otra dimensión. Pienso que todavía estoy medio dormido y que tengo que observar más lúcidamente lo que ocurre. El fenómeno se repite y me abandono a la escucha, a pesar de que el carácter totalmente nuevo de la experiencia modifica mi ritmo cardíaco. Por un lado, me siento víctima de una alucinación; por otro, me parece que se abre una puertecita hacia lo que podríamos llamar el tercer oído, pero no el tercer ojo, el oído de la “clariaudición”... Me duermo profundamente y, en sueños, me veo en una calle de Montmartre. Camino murmurando: “Era una voz divina, la voz de una diosa. No salía de una garganta, sino que era exhalada por la realidad misma. Provenía de las calles, de las casas y del aire...”.
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- Ahora escucha y sigue atentamente mis instrucciones. Gira la lengua hacia el interior de la garganta. Busca con la punta de la lengua un punto en el paladar... un bultito... cuando lo encuentres aprieta encima.
—Si maestro.
- Esta presión activará tu glándula pineal. Al principio sentirás las vibraciones por todo tu cuerpo. Te costará guardar el equilibrio. Luego poco a poco los sonidos que te llegan se amplifican... cambiando de naturaleza... saliendo de tu interior... El aspecto de las cosas se modifica... se te aparecen colores cuya existencia ignorabas hasta ahora... ves los sonidos que produce la materia... oyes el ruido de los colores, de las luces... Sonidos azules y verdes y rojos y amarillos que te llegan en ondas perfectamente nítidas. ¡Y ves nuestros pensamientos!


(Fragmento del Cómic: Tercer Oído que integra la serie: El Lama Blanco)


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