Para comprender adecuadamente qué es la inopia, la debilidad de la adolescencia, tomemos la imagen de los bogavantes y langostas que pierden su concha: se ocultan bajo las rocas en ese momento, mientras segregan su nueva concha para adquirir defensas. Pero, si mientras son vulnerables reciben golpes, quedan heridos para siempre; su caparazón recubrirá las heridas y las cicatrices, pero no las borrará.
Las personas secundarias desempeñan un papel muy importante en la educación de los jóvenes durante ese período. Aunque no estén encargadas de dar dicha educación, todo lo que hacen puede favorecer la expansión y la confianza en sí mismos, al igual que el valor para superar sus impotencias, o, por el contrario, pueden estimular el desaliento y la depresión.
Texto: Françoise Dolto
Ilustración: Martín Van der Linden
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