La educación artística tiene un doble interés. Por una parte, favorece la concentración; hay una expresión de un filósofo que dice que el rol de la educación artística es la inversión de la dispersión. Por otra parte, favorece lo que llamaría la sublimación de nuestros impulsos. El arte es una manera extraordinariamente positiva desde el origen de los tiempos para que los impulsos interiores, que pueden ser a veces violentos, muy individuales, egoístas, etc., sean transformados de manera creativa. El arte permite expresar la violencia sin que sea destructiva para los demás.
Texto: Philippe Meireau
Ilustración: Francesca Quatraro
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