EL MONJE EGOÍSTA
Las plantas, resecas, clamaban por agua. Un monje que tenía un vaso del precioso líquido, oyendo el apremiante pedido de la yerta vegetación, respondió: “¡No! ¡El agua de este vaso es mía!”. Su anciano maestro,que se acercaba cargando una garrafa de agua, le oyó: “¡Dame tu vaso!”. El discípulo, a regañadientes, se desprendió de su tesoro. El viejo lo vació en la garrafa y se la puso enfrente. “¡Si me dices cuál agua de esta agua es la tuya, te la puedes llevar!”. El monje se dio cuenta de su egoísmo y ayudó al maestro a regar el huerto.
COMENTARIO: Si no usamos nuestro espíritu en bien de la humanidad, lo perdemos. Si el huerto se seca, los monjes perecen de hambre. ¡Gran comerciante: usa tu dinero para dar salud y conciencia al ser humano y no para sumirlo en la infantilidad!
EL MONJE TONTO
Frente al monasterio se instaló un mercader. Puso en una mesa un montón de cubos con patas, y un cartel: “¡Hoy, gran barata de gragrofos!”. Con una bocina, clamó: “¡Compre un gragrofo ahora, rebajado a sólo cien pesos! ¡Sea previsor!”. Un joven monje interrumpió su meditación junto al maestro y corrió para colocarse frente al vendedor, quien se apresuró a decirle: “¡Aproveche la rebaja!”. Para hacerlo tonto, el monje le contestó que sólo tenía ochenta pesos. El mercachifle, con una sonrisa le respondió: “¡No importa: le perdono los pesos que le faltan!”. El monje compró su objeto y feliz llegó a mostrárselo al maestro: “¡Ahorré veinte pesos!”. El viejo lo miró con compasión: “¡No! ¡Perdiste ochenta pesos, porque los gragrofos no sirven para nada!”.
COMENTARIO: A los poderosos les conviene crearnos falsas necesidades para que nos alegremos de triunfos inútiles, que a ellos les llenan los bolsillos de dinero extraído de nuestra salud física y mental.
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Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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A Propósito Del Zen...
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