Es la carta número 13 del tarot (XIII). En el mundo occidental, este número está asociado a la mala suerte, por eso, por superstición en muchas barajas se omite el nombre o el número.
El Arcano Trece equivocadamente se llama La Muerte en algunos tarots. Esta carta representa la transformación, un avance o una limpieza profunda. Es una carta con mucha energia.
¿Qué debe morir en mi?
¿Qué es lo que debo soltar?
¿Qué se está transformando en mi?
¿Cuál es mi ira?
Sólo podemos conocer aquellos terrenos donde la conciencia puede pisar. Así que para nosotros, lo único inmutable, es la conciencia de existir. Todo lo demás se transforma y cambia, permanentemente.
La Muerte no es la Guerra, o la Peste. No es en sí algo necesariamente violento, pero si doloroso, porque todo cambio -sea el de la crisálida a mariposa, el de niño a adulto, etc.- duele.
Todo cambio duele por un lado por el miedo a la pérdida implicada: el estado inicial se pierde al atravesar el cambio, y esta pérdida es irrevocable. Dentro de esta vida caótica para todos, todos nos aferramos a alguna constante y nos aterroriza cambiarla.
“El arcano 13, arcano sin nombre, no es la muerte, es la transformación, darte cuenta que llevas la alegría en el esquelto”.
(Alejandro Jodorowsky)
“La muerte de la siembra a través de la cosecha deja la tierra fértil para el nuevo nacimiento. La toma de consciencia y aceptación de la impermanencia instala al ser en la absoluta presencia”.
(Leandro Taub)
“Para la profunda transformación todo lo material lo deberás entregar, y lo que no quieres dar te lo quitarán. “¡Yo soy el espíritu que siempre niega! Y con razón: pues todo lo que nace es digno de perecer”.
(Mefistófeles)
Ilustración: Noe
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