-¿Por qué dice que el Tarot es un arte sagrado?
Todo arte simétrico es profano. El cuerpo humano tampoco es simétrico: en el lado derecho nuestro pulmón tiene tres lóbulos, en el izquierdo dos. En el Tarot, nunca en una carta la parte superior es idéntica a la inferior, ni el lado izquierdo es igual al derecho. Siempre hay un pequeño detalle que rompe el parecido.
-Unas preguntas sobre el significado de algunas cartas: El Arcano XV del Tarot de Marsella, El Diablo, está lleno de ojos ¿Por qué?
Quiere decir que no tiene miedo de verse. Si no desarrollamos una valiente humildad que nos haga capaces de observar nuestros defectos, nuestras debilidades, nuestra pereza, nuestra cobardía, nunca llegaremos a ser personas realizadas.
-¿Qué podemos decir sobre El Sol, el arcano XVIIII?
El sol es bueno para cualquier nueva construcción, indica que actúa el amor incondicional y presagia éxito basado en un recorrido cálido e iluminado. También es indicio de una nueva vida, dejando atrás las dificultades del pasado; el encuentro de un alma gemela, la firma de un buen contrato.
-Algo breve sobre el Arcano XXI, el último de los Arcanos Mayores, El Mundo.
Al final de la tirada es la máxima realización. Un ser equilibrado ha desarrollado los cuatro elementos: intelectual, emocional, libidinal y material.
-Una pregunta que puede interesar a muchos lectores, ¿es posible leerse uno el Tarot a sí mismo?
Basta tener una baraja a mano, eso es fácil, pero a la vez es lo más difícil del mundo ser simultáneamente consultante y lector, porque uno tropieza con sus propias resistencias. Una autolectura es una formidable escuela de profundización y de humildad que nos permite conocer nuestras defensas y desarrollar la intuición. Para leerse el Tarot a uno mismo, hay un postulado básico: no me conozco en el presente. Por lo tanto, preguntarme acerca de mi situación, de mi presente, es esencial.
Por último, ¿qué nos diría la Papisa si se presentara ante nosotros?
“Os ofrezco pues que os reunáis conmigo en lo que hay de divino en vosotros. Si os volvéis como yo, podréis entrar en mí. Vuestro sufrimiento es impuro, no vengáis a mí con lo que está poluto, salid de ese estado. Porque la impureza es una ilusión, así como la culpabilidad. ¡Aceptad el esplendor virginal de nuestro ser! Hay en todos nosotros, los seres humanos, un estado que solo se da a Dios, que solo puede ser poseído por él y que está en constante acción con él. Lo mismo sucede en todo el mundo vivo: en cada planta hay un centro intacto. En toda lengua, lo que os habla es lo que las palabras contienen de inefable.
Comprended que nada es vuestro, que no poseéis ese cuerpo, esos deseos, esas emociones, esos pensamientos. Todo eso es de él, del desconocido eterno e infinito que os habita. Daos a él. Recibidlo.
Soy despiadada, exijo que hagas esta labor y que abandonéis, para uniros a mí, todo lo que no es digno de convertirse en el cáliz donde la divinidad pueda alojarse. Soy como esos templos en los que se practica el exorcismo, en los que hay que descalzarse para entrar, en los que se purifica el aire con incienso, en los que se lava a los creyentes con agua bendita”.
Alejandro Jodorowsky
Imagen: Fe
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