Quiso avanzar, tropezó con una pared invisible. Quiso retroceder, le pasó lo mismo. Palpó arriba, abajo, a los costados: estaba encerrado en una jaula de cristal. Dio golpes sin perder nunca las esperanzas, insistió una y otra vez en el mismo sitio, hasta que sintió un crujido y pudo atravesar la superficie fría con el puño. Se abrió paso y, por fin, salió al exterior. Avanzó feliz, sonriente, libre, pero se dio un frentazo contra una pared invisible: ¡Estaba dentro de una jaula mayor! Pensó, consolándose: “¡Por lo menos es más grande y está creciendo! ¡Crecerá tanto que un día desaparecerá!”
Pero la jaula no crecía: el señor iba empequeñeciendo.
Alejandro Jodorowsky, Sombras al mediodía
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Este cuento, La Jaula, que nos recuerda a Kafka, tiene alguna relación con el universo de Jodorowsky; un artista en continua búsqueda, queriendo alcanzar y tal vez quebrar, los límites del conocimiento humano.
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Montaje de Imagen: Manny Jaef
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