-¿Quién, si yo gritara, me oiría entre los coros de los ángeles?
A veces yo también tengo esa sensación, la de gritar y no ser oído, o la de estar hablando a los sordos, pero si eso me acerca a Rilke, tal vez no sea malo. Además no es lo único que comparto con él, también nos une una resignada fascinación por la belleza.
¿Quién, si yo gritara, me escucharía entre las órdenes angélicas?
Y aun si de repente algún ángel me apretara contra su corazón,
me suprimiría su existencia más fuerte.
Pues la belleza no es sino el principio de lo terrible,
lo que somos apenas capaces de soportar,
lo que sólo admiramos porque serenamente desdeña destrozarnos.
RILKE
RILKE
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Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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