Erase una vez medio pollo. Tenía un ala, una pata, un ojo, media cola, medio pico, medio cuerpo, media cabeza. Siempre andaba con hambre, porque no podía retener nada de lo que comía. Por su medio estomago se le escurría todo. Por donde pasaba, sembraba desolación.
El medio pollo devoraba las plantaciones de trigo, de maíz, de arroz y también de lechugas, las legumbres y lo que fuera. Además, a pesar de tragarse un lago, un rió, un mar con sus peces su sed no se calmaba...
Después de recorrer el mundo entero, al regresar a su desierto, se encontró con otro medio pollo, tan muerto de hambre y de sed como el. Al instante se amaron tal buenos hermanos. Decidieron juntarse. Apenas se aproximaron los medios cuerpos, sus carnes y sus huesos se pegaron. Dejaron de ser dos para volverse uno. Desde entonces, San Juan, como lo he llamado, se alimenta cada día con un grano de trigo y una gota de agua. Eso le basta para sentirse saciado...
╰☆╮
Interpretación de Alejandro Jodorowsky sobre este cuento (Texto transcrito de una entrevista a Alejandro Jodorowsky):
Yo me di cuenta que en la vida nosotros vivimos buscando la mitad de nosotros mismos; no nos llenamos nunca, hasta que llega un día en que nos completamos, ya estamos satisfechos, llegamos a una normalidad humana. Porque uno es una razón, pero esta razón es un barco que navega en un océano desconocido que son los 100 millones de neuronas que no exploramos, que se podría hacer la completa locura, el caos universal. Eso está a nuestra disposición. Algún día tenemos que lanzarnos al mar y zambullirnos para ver que tenemos aquí (Se señala su cuerpo...); que hay en nosotros de increíble. Este productor de sueños, de telepatías, de cosas extrañas. Está en nosotros. Por eso me siento como medio pollo, acercándome al entero (Risas...).
Imagen: Half Chicken by Ark17
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