Refugiado en lo inseguro aprueba lo inevitable.
Todo, tarde o temprano, se esfuma.
Hasta las montañas de granito son nubes.
No te refugies ni en plazas de armas ni en ideas.
En el fondo de lo fugaz se oculta lo imperecedero.
En tus uñas reside el infinito.
Las arrugas de tu carne te liberan de la seducción: haz de tu enfermedad un maestro,
danza entre la nube de pétalos que caen del cerezo,
baila un tango con la muerte.
Alejandro Jodorowsky
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