miércoles, 10 de junio de 2015

¿Y Si Te Permites Darte Permiso?

“Con tristeza el camaleón se dio cuenta que para conocer su verdadero color tendría que posarse en el vacío”.
— Alejandro Jodorowsky 

Como el camaleón, nos vamos mimetizando con las expectativas ajenas. Es algo que tenemos tan integrado que no llegamos a ser conscientes de ello hasta que el malestar y la incomodidad con nosotros mismos aparece. La inercia de ser aquello que se espera de nosotros, lejos de darnos satisfacción, acaba pasándonos factura. Es una batalla silenciosa que se mantiene en nuestro interior.

Hacemos agotadores esfuerzos para no decepcionar a los que nos rodean, por conseguir su aprobación y aceptación. Nos imponemos actitudes, nos atribuimos aptitudes y nos hacemos nuestras, características que acaban por provocarnos tensiones con nuestro propio ser.

Nos presionamos, nos reprimimos, nos censuramos. Nos desautorizamos, no nos permitimos actuar cómo realmente deseamos.

¿Y si te dieras permiso...

...para no luchar por tener la atención de aquellos que te manifiestan su indiferencia?

...para no ser ésta vez quién deja de lado sus propias preocupaciones para animar a los demás?

...para no invertir tu entrega, talento y energía en proyectos que sólo tú acabas sacando adelante?

...para no implicarte en resolver conflictos en los que sólo tú estás dispuesto a ceder para que todo el mundo gane?

...para poner distancia con las personas que aunque repiten que te aprecian, te tratan con brusquedad?

...para abandonar la titánica misión de mantener el interés de los demás en ti?

...para no preocuparte por el valor que te dan los demás?

...para tomar decisiones ignorando los temores que otros te han infundido?

...para dejar de aspirar a la inalcanzable perfección?

...para no angustiarte porque reconozcan tus cualidades?

...para dejar de esperar ésa llamada, ésa palabra agradable, ésa muestra de cariño?

...para ser ignorante, para no saber de todo, para no tener todas las soluciones?

...para decir no, no y no?

...para eludir la necesidad de los demás de ser complacidos?

...para ser quién eres, para estar cómo estás?

...para dejar de justificarte?

Y si te das permiso para no tener la mochila de los niños a punto, para olvidar el día que el coche tiene que pasar la revisión, para no asistir al cumpleaños de la abuela, para que no te guste la película que le encantó a tus amigos, para no ser simpático con ésa compañera de trabajo, para estar triste por dentro y por fuera, para que un proyecto no avance, para perder la paciencia, para tener celulitis, para llevar una barba de tres días...

¿Y si te das permiso para posarte en el vacío, alejarte de los pigmentos familiares, para tomar distancia de las tonalidades culturales, de los tintes sociales, de las coloraciones ajenas y para observar tu propio color?

¿Y si te permites darte permiso?

Fuente: terapiapsi.com
Imagen: The chameleon by Monika Jasnauskaitė 


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