“Tu sexo es el único templo donde quiero rezar”.
— Alejandro Jodorowsky
Y basta con que pensemos en cómo hacer una cosa mientras hacemos esa cosa para que la cosa no salga. Porque pensar y hacer en muchas ocasiones se vuelven incompatibles, incluso para nosotr@s... tan habilidos@s y polifacétic@s como acostumbramos a ser. El sexo no se piensa. El sexo se hace.
Esta premisa es fundamental para comprender los cimientos de las disfunciones sexuales.
Peor todavía es cuando lo que nos provoca esa ansiedad no son problemas externos, factores ambientales que tarde o temprano se transformarán en otra cosa... sino que lo que nos inquieta, lo que nos provoca conflictos y nos mantiene alerta es un mecanismo que vive dentro de nosotr@s.
Es avasallador, está “mal configurado” y no nos permite vivir con la libertad y satisfacción que merecemos.
Es la contrapartida de ser seres esencialmente dotados de inteligencia, que nuestro propio cerebro también sabe fabricar fantasmas. Y además lo hace hasta con cierta sofisticación.
Rezaba un grabado de Francisco de Goya que “el sueño de la razón produce monstruos” y el hombre no andaba nada desencaminado al subrayar esa sentencia.
Me permito recomendaros un libro titulado Tu sexo es tuyo, de Sylvia de Béjar.
Fuente: Texto adaptado del blog Sin Vaginismo
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Montaje de Imagen: Manny Jaef
@alejodorowsky en Twitter
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